Yo coopero, ¿tú cooperas?... NOSOTROS cooperamos.
- JuanCere
- 2 dic 2018
- 3 Min. de lectura
Hoy toca hablar de los secretos de algo tan bonito y a la vez tan funcional en el aula como es el trabajo cooperativo. Una forma más de aprendizaje que tiene la singularidad de, no sólo proporcionarnos una vía para la asimilación de conocimientos teóricos, sino de proporcionarnos también un espacio dónde poder conocer mejor a tus compañeros a la vez que desarrollas un sinfín de habilidades sociales y pensamiento crítico. ¿Pinta bastante a que sí? Pues si te hace estás invitado a colaborar ;)
Como ya sabemos, una actividad de tipo cooperativo no se basa únicamente en realizar un trabajo al uso con la única diferencia de que en esta ocasión te posicionas como miembro de un grupo que pretende alcanzar tu mismo objetivo. La cosa no es tan simple, y tiene en cuenta muchos otros factores que han de estar perfectamente equilibrados y organizados si queremos que el éxito de nuestra dinámica de grupos sea el esperado. Desde la formación de los grupos, hasta la evaluación de los progresos todo tiene un porque de fondo.

Es evidente que lo primero que nos salta a la mente cuando nos hablan de trabajos cooperativos es el hecho de grupos de alumnos trabajando en equipo. Es cierto que es la característica más evidente, así como la que más beneficios nos va a reportar durante el desarrollo de la actividad.
El saber trabajar en grupo es, a día de hoy, una cualidad vital para poder desenvolvernos correctamente en el mundo altamente social que nos rodea. Y como todos los saberes va a ser algo que tenemos que aprender e ir perfeccionando con el tiempo. Muchas manos juntas, trabajando sobre el mismo tema, lleva siendo desde la prehistoria la forma más natural que tiene el hombre de aumentar el rendimiento en el trabajo. Pero nosotros no sólo buscamos eso del trabajo cooperativo en el aula. Pasar tiempo con los demás nos permite comprender al diferente, adquirir una serie de habilidades sociales fundamentales y potenciar una conciencia de respeto, integración y apoyo mutuo. Muchas veces priorizamos en los estudiantes un trabajo individualista en el que cada uno lucha y se esfuerza por un fin propio y es que, sin que esta realidad sea negativa, muchas veces nos hace olvidar que los seres que nos rodean en ese espacio que compartimos con ellos cinco días a la semana son personas con sentimientos.
Trabajar en grupo une, nos hace sentir parte de algo, nos mueve a trabajar por un resultado positivo que poder compartir con tu compañero, nos gratifica y lo más importante, nos ANIMA. Y no creo que sea necesario volver a repetir que una clase activa, animada y emocionalmente positiva, es una clase que diariamente crece en todos los contextos del aprendizaje. Pero es que trabajar en grupo también nos permite como docentes abrir a nuestros alumnos la posibilidad de ser participes de su propio aprendizaje, de tomar decisiones que les afecten directamente ellos, de ser conscientes del trabajo que tienen que realizar para alcanzar los objetivos que se espera de ellos, y por tanto la capacidad de aprender a ser más responsables y comprometidos con su futuro.
Ahora bien, alguien puede pensar que todo esto que escribo es muy bonito e ideal, pero que los resultados que enumero no dejan de ser suposiciones y que no va a haber forma de saber a ciencia cierta todo lo aprendido durante el desarrollo de una actividad de este tipo. Es aquí cuando nos tocaría sacarles el tema de la evaluación, pero no una evaluación cualquiera, sino una que quede entendida por profesor y alumnos como una parte más de su aprendizaje. Una herramienta que nos diga en que fallamos para poder introducir cambios y en que vamos avanzando correctamente para animarnos. Una herramienta que nos exponga, antes de comenzar, los objetivos que se nos van a exigir para de esta forma ser capaces de organizarnos mejor el trabajo y los medios. Una herramienta que nos ayude a aprender y que no nos asuste. Una herramienta que no signifique que todo lo que escribo en este post no es bonito e ideal.
Y es que es de esperar que, como todo en esta vida, el trabajo cooperativo se vaya a encontrar con detractores y gente que lo apoye. Pero lo que también es de esperar es el hecho de que su presencia en el aula vaya a crecer de una manera imparable en los próximos años, pues en un mundo donde todo se mueve cada vez más hacia el individualismo, no olvidar que somos seres sociales y que necesitamos trabajar juntos para hacer grandes cosas se va a convertir en una necesidad de primer orden.






Comentarios